Página:Estudios literarios por Lord Macaulay - Biblioteca Clásica XI (1879).pdf/337

Esta página no ha sido corregida
293
Petrarca.

aunque copió sus intrigas del arte griego, debió ballar en Roma los originales de los seductores personajes femeninos que nos presenta, Grandes males subsistian, sin embargo, en el inmenso imperio; asi fué que pasado el momento de su esplendor, y cuando llegó la hora de la decaden-, cia, brotó por todas partes con fuerza extraordinaria lo que habia de malo y pernicioso en sus instituciones domésticas. Bajo la influencia de aquellos gobiernos, á la vez oprimidos y opresores, que humillándose á sus enemigus compraban el derecho de hollar á sus súbditos, cayeron los romanos en el extremo más bajo de la degradacion y la flaqueza, y la falsedad, la cobardía, la pereza y el envilecimiento, vicios de que todos tenian conciencia, y contra los cuales ninguno protestaba, fueron los atributos del carácter nacional en lo sucesivo. El amor más particularmente, esa palabra que en los tiempos modernos implica de una parte afecto y proteccion, de otra confianza, y de ambas respeto y fidelidadno podia existir, ni áun sospecharse siquiera entre los esclavos, holgazanes y sin corazon, que se arrastraban á los piés de Honorio y de Augústulo.

Pero entonces comenzó la época de la gran renovacion, merced at predominio de los bárbaros del Norte, que si faltos de ciencia y de humanidad, ve nian de sus bosques y de sus pantanos, sobrados de aquellas virtudes sin las que la ciencia es fruto de maldicion y la humanidad asiento de toda flaqueza, es decir: la energía, la independencia, el temor á la ignominia y menosprecio del peligro. Digno sería de estudio ciertamente averiguar cómo una mezcla de conquistadores salvajes y de afeminados esclavos pudo producir, al cabo de largos años y de muchas generaciones, de grande oscuridad y de agita-