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Dante.

muertos. Si el Dante hubiera descrito la mansion de los espíritus maldecidos en un lenguaje análogo á los versos admirables del poeta inglés; si nos hubiese hablado «de un mundo creado por obra de una imprecacion de Dios, y en el cual la muerte tuviera su asiento; mundo bueno sólo para el mal, donde muere la vida para resucitar en la vida de la muerte, y la naturaleza pervertida no produce sino es monstruos, prodigios abominables, indecibles, peores que todo cuanto ha podido imaginar la fábula ni suponer el terror, más que las Gorgonas, las Hidras y las horribles Quimeras,» sin duda hubiéramos hallado esto muy bello. Pero ¿qué hubiera sido entonces de la fuerte impresion de realidad que debia producir el Dante, sobre toda otra cosa, para realizar su plan? Fuerza era que describiese minuciosamente las cosas terribles, todos los prodigios que, segun él, otros hubieran reputado inenarrables, que refiriese con tono de verdad lo que ni la fábula llegó á suponer, y que revistiera de cuerpo lo que ni el miedo pudo sospechar. Confesamos sinceramente que la vaga sublimidad de Milton nos conmueve ménos aún que estos detalles tan censurados al Dante; porque si cuando leemos á Milton sabemos que se trata de un gran poeta, cuando leemos al Dante desaparece el poeta, para dejar espacio al hombre que vuelve «del valle del abismo doloroso[1], y nos parece que lo vemos con los ojos dilatados por el horror, y que percibimos los entrecortados acentos de que acompaña su terrible historia. Consideradas sus descripciones bajo este punto de vista, son lo que debian ser, y definidas en sí mismas, nos sugieren ideas


  1. La valle d'abisso doloroso. Inf., c. IV.