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Estudios literarios.

es difuso, lánguido y cansado. Los animales parlan tes, de Casti, son insoportables; y si admiramos la destreza y el ingenio con que se maneja la intriga y la amplitud de las opiniones, y admitimos que no sea posible volver una página sin que hayamos descubierto en ella algo que merezca quedar grabado en la memoria, no por eso dejamos de reconocer que el libro es, por lo menos, seis veces más exLenso de lo que debia, y que la flojedad de su estilo es áun mayor defecto que el de la extension de la obra.

Parecerá, tal vez, á nuestros lectores que nos hemos extendido mucho y exagerado no poco al atribuir estos defectos á la influencia de las obras y del nombre de Petrarca, cuando es innegable que tambien son debidos en gran parte al desuso en que cayó el estilo del Dante, circunstancia que así demuestra la decadencia como el renacimiento de la poesía italiana. En efecto, al cabo de cuatrocientos cincuenta años, pareció un hombre capaz de apreciar y de imitar al padre de la literatura toscana en la persona de Vittorio Alfleri, el cual, como aquel principe de los cuentos de hadas, buscó y descubrió, al fin, á la doncella encantada en el retiro que la ocultaba desde hacía tantos años á los ojos de la humanidad. Las puertas de su palacio tenian los goznes enmohecidos y no cedian fácilmente; el polvo de muchos años se habia ido acumulando en las cortinas, lambrequines y colgaduras; los muebles eran antiguos y los colores de todas las cosas no parecian; pero all dormia, con el brillo inmaculado de su primera juventud, la beldad, cuyos encantos y formas seductoras valian por si solos más que la vivienda y sus galas marchitas, y que recompensó generosamente al osado aventurero