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Dante.

Grande, se reposó un espacio, como su Roger, en medio de las flores y de las fuentes de agua cristalina y bullidora, y se dejó acariciar de la maga; mas, por suerte, poseia como su Roger un poderoso talisman y el caballo alado para huir de aquel paraíso artificial y falso y remontarse á la mansion donde toda luz y verdad tiene su asiento.

Mas no eran solamente los poetas graves, por decirlo así, los contaminados del mal; que los satiricos, y los cómicos, y los bufos adolecian tambien de idéntica dolencia. Nadie admira ciertamente más que nosotros las grandes obras maestras de la comedia italiana; pero, sin embargo, descubrimos en ellas, y lo deploramos, un gran defecto comun á todas. Porque al propio tiempo que abundan de ingenio, de gracia, de reflexiones atinadas y profundas y de frases felices, y que las costumbres, los caracteres y las opiniones se tratan en ellas con gran conocimiento de los negocios de la vida humana, fáltales algo, y este algo es que, aun cuando admiramos y reimos con la mejor voluntad, no ballamos nunca en ellas la furia de bacanal que inspiraba las comedias atenienses; el desprecio, y la intencion, y la saña que anima las invectivas de Juvenal y de Dryden, y la diccion lacónica, enérgica y acerada que hace tan picantes los versos de Pope y de Boileau: en una palabra, carecen de entusiasmo, de vigor, de concision y de cuanto sea obra de impulsos poderosos y vehementes, y pueda producirlos ó excitarlos. En cambio, abundan los pensamientos bellos, y las frases y palabras, más bellas todavía, que vienen como á recompensar del trabajo que produce la lectura de estos autores, la cual, recompensada y todo, resulta siempre trabajo. La Secchia Rapita, que bajo ciertos aspectos es el mejor poema de este género,