Página:Estudios literarios por Lord Macaulay - Biblioteca Clásica XI (1879).pdf/291

Esta página no ha sido corregida
247
Dramáticos ingleses.

para cincelar epigramas y abrillantar réplicas, en diálogos elegantes, fáciles y familiares; género de joyeria en el cual llegó á la perfeccion más admirable y hasta entonces desconocida; mas en el arte de la controversia era por extremo débit é ignorante. Bien es cierto que su causa era tan mala, que, áun con todo el arte y conocimientos y pericia posibles, le habria costado ímprobo trabajo conseguir el triunfo.

El resultado fué tal como podia preverse: la respuesta de Congreve, violenta, oscura y enojosa, disgustó á todos, y hasta los actores y poetas convinieron en que tanto por su ingenio como por su lógica el teólogo valia incomparablemente más que el dramático. Al cabo, no solo no pudo Congreve sostener su causa en aquellos puntos respecto de los cuales no tenía razon, sino que tampoco pudo lograrlo en aquellos en que la tenía. Collier lo acusó de impiedad por haber dado á un eclesiástico el nombre de Mr. Prig, que vale tanto como pillete, y porque sacó á la escena un cochero llamado Jehú, en memoria del rey de Israel, á quien se reconocia desde lejos por la rapidez con que guiaba los caballos. Si El solteron y El doble juego no hubieran tenido nada peor que esto, Congreve hubiera podido pasar, sin disputa, por un escritor tan puro como Cowper, que en sus poemas, revisados por un cen sor tan austero como John Newton, llama á un cazador de zorros Nemrod y á un capellan Smug, equivalente á relamido. Congreve hubiera logrado producir el mejor efecto dirigiéndose al público y preguntándole si no habia molivo fundado para creer injustos cuantos cargos formulaba Collier contra él, euando apelaba á tan frivolas acusaciones; pero en vez de esto pretendió que no había querido hacer