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Estudios literarios.

sumado en todas las maneras del ridículo, desde la sátira culta hasta el sarcasmo más refinado y antitético, y además en la retórica de la indignacion virtuosa. Ningun libro contiene tantos arranques como el de que nos ocupamos de esa elocuencia que parte del corazon y va directamente á él; el espíritu que lo anima es verdaderamente heroico, y para apreciarlo en su justo valor se hace indispensable tener en cuenta la situacion en que se hallaba su autor; el cual era objeto de las iras del poder y cuyo nombre servia de objetivo á las invectivas de la mitad de los escritores de su tiempo cuando empeñó la batalla con la otra mitad, volviendo por los fueros del buen gusto, del buen sentido y de la buena moral; y por más poderosa y fuerte que fuera su falange política, pareció haberla olvidado en aquel momento, así como tambien que fuera jacobista para no pensar sino es que era cristiano y ciudadano.

Algunas de sus más amargas censuras cayeron sobre las poesías que el partido tory saludó con trasportes de entusiasmo y que lastimaron de una manera cruel á los whigs, ofreciendo un espectáculo conmovedor la entereza de aquel hombre que, solo y perseguido, atacaba á contrarios de tal condicion, que si considerados separadamente podian reputarse formidables, en conjunto hubieran podido pasar por invencibles, y que sin atender á su fuerza, ni curarse de su número, ni parar mientes en su calidad, así descargaba su maza á un lado como á otro, lo mismo sobre Wycherley que sobre Congreve y Vanbrugh, y que así hacía morder el polvo al miserable D'Urfey (1) como hendia de un golpe la empenachada cimera de Dryden.

(1) D'Urfey Ó Durfey, que de ambos modos se le cono-