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Dramáticos ingleses.

to, aprovechando la de Cleveland el momento de mayor concurrencia en el paseo, asomó la cabeza por la portezuela de su carruaje al pasar por allí cerca el poeta, y le gritó: «Sois un miserable canala; y si la crónica no miente, añadió una palabra por todo extremo injuriosa, que no podemos repetir, pero que con justicia hubiera podido aplicarse á los propios hijos de la ofensora. Como era usual tambien y corriente en tales casos, el caba* Hero agraviado se presentó al otro dia en casa de la duquesa para preguntarle respetuosamente cuyas eran las causas de su desagrado y en qué consistian. Asi comenzó entre ambos una intimidad de la cual esperaba sin duda .sacar Wycherley honores y dinero; esperanza que no carecia de fundamento, como que un apuesto jóven de la grandeza, conocido bajo el nombre de Jack Churchill, que bácia la misma época logró estar en favor de la duquesa, obluvo de ella un regalo de 4.500 libras esterlinas, precio, tal vez, de alguna merced cortesana. Churchill manejó este dinero con tanta prudencia y discrecion, prestándolo á interes usurario sobre buenas hipotecas, que reunió al cabo la fortuna particular más considerable que hubiera entóncos en Europa: Wycherley no fué tan feliz, á pesar de que todos hablaban del favor que le otorgaba la de Cleveland, el cual subió tanto de punto, que sesenta años despues algunos viejos que se acordaban de ciertos detalles de esta pendencia de amores referian á Voltaire cómo se deslizaba con frecuencia y á hurtadillas de palacio para ir á ver á su amante al Temple, disfrazada de labradora, con sombrero de paja, zuecos y una cesta al brazo. El poeta era sobrado feliz y venturoso con estas relaciones para ser discreto, y dedicó á la duquesa la obra causante