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Dramáticos ingleses.

más ridículo, abyecto y humillante. Esta es la tendencia, el propósito constante que se advierte en la literatura dramática de la generacion que siguió á la vuelta de Cárlos II.

Citemos como ejemplo un asunto de la mayor im- * portancia para la felicidad y el bienestar humano: la fidelidad conyugal. No recordamos en este momento una sola obra dramática escrita en época anterior á la guerra civil, en la cual se presente bajo aspecto favorable el carácter del seductor de mujeres casadas; y recordamos muchas en que este personaje se ve sorprendido, desenmascarado, y cubierto de insultos y de afrentas por el esposo. Tal acontece á Falstaff, á pesar de su ingenio y de su conocimiento del mundo; tal acontece asimismo á Brisac en el Elder Brother, de Fletcher, y á Ricardo y Ubaldo en la Picture, de Massinger. A las veces, como en el Fatal Dowry y la Love's Cruelty, la honra de las familias ultrajadas exige sangrienta reparacion; y si en casos muy contados el amante aparece bajo un aspecto agradable y simpático, y el marido como un tipo repugnante, sólo sirve este contraste para que resalte más el triunfo de la virtud femenil, como se ve en la Celia y la Mrs. Fitzdottrel de Jonson y en la María de Fletcher. En general, puede afirmarse que los autores dramáticos del tiempo de Isabel y de Jacobo I tratan la violacion del voto nupcial como gravísima falta, y que si en ocasiones buscan el modo de hacer reir al público merced á estas intrigas, lo alcanzan siempre á costa del galan.

Por el contrario, durante los cuarenta años que siguieron a la restauracion, todos los autores dramáticos pusieron invariablemente en escena el adulterio, presentándolo, no como falta siquiera