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Lord Byron.

desfiguradas y en parte producidas por su vanidad y su depravacion naturales.

No pretendemos adivinar lo que pensarán nuestros nietos del carácter que lord Byron demuestra en sus versos; pero está fuera de duda que el interes que excitó en vida es único en la historia literaria, subiendo tanto de punto en los jóvenes aficionados á la poesía, que sólo por aquellos que lo experimentaron puede ser comprendido y apreciado en realidad. Para las gentes que no conocen las calamidades verdaderas, «nada es tan grato como la dulce melancolía,» ese pálido y suave reflejo del dolor, aurora ó crepúsculo suyo. No acontece así á los ancianos y á los hombres de madura edad, porque son tantas las causas que en sí mismos tienen de tristeza verdadera, que sólo rara vez se hallan dispuestos á «entristecerse únicamente por placer, fallándoles al propio tiempo la voluntad y el poder de hacerlo. Además, son muy pocas las personas que participan de la vida activa, que sean capaces de gozar infinitamente de lo que él llama «éxtasis del dolor,» áun suponiendo que tuvieran ocasion de consagrarse al culto de la melancolia con todo el reposo del maestro Stephen.

Sea de esto lo que quiera, es lo cierto que la popularidad de lord Byron no tuvo límites entre los jóvenes que se consagran á la lectura de obras de imaginacion, que buscaban con alan sus retratos, que coleccionaban sus menores reliquias, que aprendían de memoria sus poemas, y que hacian los mayores esfuerzos, no solo para escribir como él, sino para imitar hasta sus ademanes, llegando algunos á pasar las horas enteras delante del espejo para copiar lo mejor posible la contraccion de su labio superior y el fruncimiento de sus cejas. Durante al-