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Estudios literarios.

do, cuando decia que la mitad es á veces más que el todo, puede aplicarse perfectamente a la descripcion; y la prática tan hábil de los holandeses, que cortaban por el pié la mayor parte de los árboles preciosos en las islas de la Especería para dar más robustez y valor á los que dejaban, es práctica que los poetas harian bien imitándola. Cosa fué esta que Byron supo hacer mejor que ningun otro poeta; y por grandes y muchos que hayan sido sus defectos, nadie habrá podido acusarlo de prolijo, al ménos mientras su imaginacion conservó vigor y fuerza.

Pero, por grande que fuera el mérito intrínseco de sus descripciones, lo que les prestaba más interes era su modo de ser especial, debido á que el autor era principio, medio y fin de su poesía, héroe de todas sus relaciones, y principal objeto de todos sus cuadros. Por tal manera, Harold, Manfredo, Lara, y una multitud de personajes no eran á los ojos del público sino otros tantos Byron, apénas ocultos tras pseudónimos más o menos trasparentes. Tal creemos tambien que fué su intencion. Las maravillas del mundo exterior, el Tajo y las armadas poderosas de la Gran Bretaña que surcan sus aguas, las empinadas torres de Cintra que se elevan sobre las copudas encinas y los sáuces, et mármol reluciente del Pentélico, las orillas del Rhin, los ventisqueros de Clarens, el dulce lago Leman, el bosque de Egeria con sus canoros pajarillos y sus lagartos multicolores, las ruinas informes de Roma, cubiertas de hiedra y de flores salvajes, el mar, las estrellas, los montes, y los valles, y los rios, y la naturaleza toda, no son sino accesorios, detalles del cuadro en cuyo primer término sólo se destaca una figura sombria y melancólica: la de Byron.