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Lord Byron.

semblante se tornaba sombrío; pero se abstiene de comunicarnos, así los discursos sarcásticos como las lacónicas respuestas de Lara. No procedieron así ciertamente los grandes maestros al dar animacion y vida á sus creaciones: Homero no dice que Nestor gustara de referir largamente la historia de su juventud, y Shakspeare no dico tampoco que en el alma de lago se mezclaban y confundian cuanto hay de bello y de noble con algo de bajo y de grosero.

Digno es tambien de recordarse que los diálogos de lord Byron pierden fácilmente su carácter de tales para convertirse en soliloquios. Las escenas que tienen lugar entre Manfredo y el 'cazador de gamos, entre Manfredo y la hechicera de los Alpes, entre Manfredo y el Abad, son otros tantos ejemplos de esta tendencia, porque despues de algunos discursos sin verdadera importancia, Manfredo toma la palabra y habla sólo, sin que sus interlocutores hagan otra cosa sino es oir y callar; y si bien es cierto que de tiempo en tiempo se permiten una pregunta ó una exclamacion, no lo es ménos que estas breves interrupciones sólo son parte á que Manfredo se lance de nuevo y con más fuerza á tratar del asunto inacabable de sus sentimientos personales. Véanse los más hermosos pasajes de los dramas de lord Byron; la descripcion de Roma, por ejemplo, en Manfredo, ó la de una fiesta veneciana en Marino Faliero, ó la invectiva final contra Venecia que lanza el anciano dux, y se comprenderá que nada tienen de dramático estos discursos, que nada deben de su efecto al carácter ó á la situacion del personaje que habla, y que tan bellos ó áun más bellos hubieran sido si el autor los hubiera publicado como fragmentos poéticos. En Shakspeare no hay un solo discurso del cual pueda decirse lo pro-