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Estudios literarios.

nuestra virtud vuelve á su estado normal, y así queda por otros seis ó siete años.

Es natural que se trate de reprimir cuanto sea posible el desarrollo de aquellos vicios que destruyen la felicidad doméstica; es evidente que la legislacion penal no cuenta con medios para lograr este objeto, y es justo, pues, y laudable que la opinion pública por su parte condene tales faltas; pero deberia de ejercer este ministerio constantemente, con firmeza y moderacion, en vez de combatirlas á intervalos, en momentos de acceso y así como sin discernimiento. En esos casos deberia no tener sino, un peso y una medida: diezmar es un sistema de castigo contra el cual se han hecho siempre grandes objeciones, como que es el recurso de jueces débiles ó impacientes para investigar los hechos y para establecer las diferencias debidas que existen siempre entre las diversas maneras de criminalidad; práctica injusta, siquiera se observe por los tribunales militares, é infinitamente más cuando se adopta por el tribunal de la opinion pública. Bueno es que ciertas malas acciones sean castigadas, y que á su castigo acompañe siempre cierta dósis de vergüenza para el culpado; pero no lo es con mucho que los delincuentes corran las eventualidades de una lotería de infamia; no es moral que noventa y nueve de cada ciento salgan libres, y áun lo es menos que ese, tal vez el inocente, pague por los demas. Recordamos haber visto perseguir á silbidos una vez por el pupulacho, en Lincoln's Inn, á un hombre que se hallaba sometido á la accion de los tribunales por el procedimiento más opresivo de la ley inglesa: la multitud lo escarnecía por haber sido infiel á su mujer, como si algunos de los hombres más populares de este siglo,