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Maquiavelo.

Médicis, era su soberano. Sin embargo de esta circunstancia, muy digna de ser tenida en cuenta, juzga en ella á Cosme, Pedro y Lorenzo de Médicis con una libertad é independencia tan completas, que así hacen honor a quien la escribió como á quien la mandó escribir; que las miserias y las humillaciones de la dependencia, el pan más amargo y la escalera más penosa de subir, no fueron parte á degradar á Maquiavelo, así como tampoco el puesto más corruptor en un ejercicio corrompido lograron pervertir el noble corazon de Clemente.

Por lo demas, esta historia no parece ser fruto de lento trabajo y prolongadas investigaciones; carece de exactitud, pero está elegantemente narrada, y es pintoresca por extremo y animada cual ninguna otra escrita en lengua italiana, y leyéndola se recibe una impresion más viva y fiel de las costumbres y del carácter nacional que pueden dar las relaciones más correctas. Acontece así, porque antes pertenece la obra de Maquiavelo á la literatura anligua que no à la moderna, y porque no tanto se halla escrita à la manera de Dávila y de Clarendon como á la de Herodoto y de Tácito. Diríase por esto que las historias clásicas son novelas basadas en hechos, porque si bien la relacion está estrictamente ceñida á la verdad en todo lo principal, los pequeños incidentes, que tanto interes añaden á los hechos de más cuenta, las palabras, las acciones, las miradas evidentemente son debidas á la imaginacion del autor. En nuestros dias se hace de otro modo: el escritor da una relacion más exacta; pero no está todavía puesto en claro que quien lee reciba nociones más precisas por eso. Por lo que á nosotros respecta, diremos que, á nuestro parecer, son los mejores retratos aquellos que adolecen de algo