Página:Estudios literarios por Lord Macaulay - Biblioteca Clásica XI (1879).pdf/167

Esta página no ha sido corregida
123
Maquiavelo.

yes fundamentales, como verdaderos prodigios. Así sucedió al ingenioso presidente con propios y extraños, á pesar de su especiosa superficialidad, de su inclinacion á los golpes de efecto, de su indiferencia hacia la verdad, y de que en su preocupacion constante de crear un sistema olvidó los materiales sólidos y adecuados, reemplazándolos con teorías de su invencion, imaginadas por él con tanta ligereza como se emplea en hacer castilios de naipes, tan pronto proyectados y hechos, como caidos y olvidados. Si Maquiavelo se engaña, es porque su experiencia es el reflejo de un estado anómalo de la sociedad, y porque no se halló nunca en el caso de apreciar el efecto de instituciones cuyo mecanismo y cuya marcha no pudo apreciar; y si Montesquieu se engaña, es porque tiene algo bueno que decir y no puede callarlo. Tanto es así, que si el fenómeno que se le ofrece no entra en su plan, hace una investigacion histórica, y si no descubre ó no puede mutilar un testimonio auténtico que apoye sus hipótesis, acomodándolas en nuevo lecho de Procusto, busca una fábula monstruosa relativa á Siam ó al Japon, y referida por algun escritor en comparacion del cual Gulliver pareciera verídico.

La exactitud del pensamiento y la exactitud de la frase van por lo general unidas; la oscuridad y la afectacion constituyen los dos mayores defectos del estilo, y la oscuridad en el estilo procede las más de las veces de la confusion de las ideas, así como el deseo de producir efecto á toda costa en el ánimo de quien lee da por resultado que el escritor contraiga el hábito de los sofismas. La juiciosa y clara inteligencia de Maquiavelo se refleja en su es tilo claro, culto y enérgico, mientras que, por el contrario, el de Montesquieu, si es animado é inge-