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Estudios literarios.

modo la falta de criterio; su conversacion es á la de sir John lo que el agua de Seltz al vino de Champagne; liene la efervescencia, pero le falta el cuerpo y el aroma: Slender y sir Andrew Aguecheek, son dos tontos tambien, pero que tienen un vago presentimiento de su tonteria; presentimiento que hace al primero desmañado, torpe y testarudo, y al segundo bondadoso y humilde: Cloten es un tonto altanero; Osric, fatuo, y Ajax, bárbaro; pero el Nicias de Maquiavelo, como Patroclo al decir de Thersites, es un tonto, lisa y llanamente tonto. Nada noble, digno, enérgico ni vigoroso tiene cabida en su alma, que recibe todas las impresiones posibles de todas las cosas imaginables sin que dejen rastro en ella; el aspecto de esta manera de camaleon varía, no por efecto de las pasiones, sino por unos como vislumbres y tornasoles de pasiones, débiles y fugaces por extremo; su alegría, como su miedo, como su orgullo, como su amor, son ficticios y van los unos en pos de los otros deslizándose rápidamente como sombras que patinan sobre hielo y que se desvanecen en el punto mismo que las vemos. Es, en una palabra, lo necesariamente tonto para excitar, no la piedad ni la repulsion, sino el ridículo. Se parece algo al desdichado de Calandrino, cuyas aventuras, referidas por Bocaccio, han hecho reir durante cuatro siglos á la Europa entera; y tiene semejanza tambien con Simon de Villa, á quien Bruno y Bufalmacco prometen el amor de la condesa Civillari, porque, como Simon, pertenece á una clase ilustrada, y la dignidad con que lleva la toga y los distintivos de doctor hacen sus dislates y sus necedades infinitamente más grotescos. El antiguo lenguaje toscano se presta de una manera admirable á los discursos de este personaje, porque