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Maquiavelo.

cuantas frases felices se pronuncian en las alegres casas de Absolute y de Surface. Este fecundo ingenio hubiera podido fácilmente dotar á Bardolph y á Shallow de tan superior criterio como al principe Hall, y sembrar de brillantes epigramaş las discusiones de Dogberry y de Verges; pero sabia que tal prodigalidad «iria derechamente contra el objeto de la comedia,» para servirnos de sus propias admirables palabras, «el cual, ántes como ahora, ha servido y sirve, por decirlo así, para poner delante de la naturaleza un espejo en que se mire.»

Esta digresion servirá á nuestros lectores para que comprendan mejor lo que entendemos cuando decimos que Maquiavelo demostró en la Mandragora que conocía perfectamente la naturaleza del arte dramático, y poseia facultades que le hubieran permilido brillar en él. Porque merced å su pintura vigorosa y correcta de la naturaleza humana, sabe producir interes sin necesidad de intrigas hábiles ó agradables, y hacer reir sin apelar á recursos de ingenio. El amante que no es delicado ni generoso, y su consejero, el parásito, se hallan bien trazados y con singular viveza; el confesor hipócrita es un retrato admirable, y ha servido de original, á nuestro parecer, al padre Domingo, el mejor de los caracleres cómicos de Dryden, y Nicias es el gran tipo de la obra. No recordamos nada mejor. Las necedades que Molière cubre de ridiculo son las de la afectacion, no de la fatuidad; su galeria se compone de necios y de pedantes, no de verdaderos tontos: en cambio, Shakspeare ofrece una coleccion incomparable de esta clase de sujetos; pero, si no recordamos mal, en su museo no se halla la variedad de la especie de que hablamos. Shallow es un tonto; mas su viveza natural reemplaza en cierto