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Maquiavelo.

binaciones; cuyas pasiones, como tropas veteranas y aguerridas, son impetuosas por disciplina, y nunca olvidan en lo más recio de la lucha, cuando parecen desencadenarse con mayor impetu y furia más incontrastable, la táctica á que se hallan sometidas; cuyos proyectos de ambicion, por más vastos y complicados que sean, quedan ocultos siempre en la impenetrable calma de su somblante y en la serenidad de su lenguaje, de singular moderacion filosófica; cuyo corazon se halla devorado por el odio y la venganza, sin que por eso dejen sus ojos de mirar tranquilos, ni sus ademanes de ser afables y afectuosos de una manera familiar; cuyos designios no se revelan hasta despues de realizados, y cuyo rostro permanece sereno, y cuyos discursos son corteses hasta el dia que la vigilancia se duerme, 6 el adversario se descubre, ó se presenta la ocasion de hacer un tiro certero, y entonces da el golpe único, primero y último á un tiempo. En cuanto al valor militar, orgullo del pesado y torpe aleman, del frívolo y hablador frances, del arrogante y caballeresco español, ni lo tiene ni lo estima. Evita el peligro, no porque sea insensible á la vergüenza y al decoro, sino porque en la sociedad en que vive la cobardía ha dejado de ser ignominiosa. Causar el daño francamente no es ménos culpable á sus ojos, siendo ménos útil, que hacerlo encubierta y secretamente, siendo para él los medios más honrados los más seguros, los más prontos, los más tenebrosos. No comprende que se dude en engañar á los que no se vacila en destruir, y se tendria por necio si declarase abiertamente la guerra á un rival á quien pudiese asesinar dándole un abrazo ó envenenar en una hostia consagrada.

Y, sin embargo, ese hombre inoculado de todos

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