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Maquiavelo.

vado Wild á Tyburn entre los gritos de la multitud enfurecida; pero está, sin embargo, fuera de duda que no era un sér tan depravado como Wild. El hecho por el cual fué ahoreada la Brownrigg no es nada si se compara con la conducta del romano que ofrecia en espectáculo al público la matanza de doscientos gladiadores; pero no procederíamos con justicia suponiendo al romano más perverso por Daturaleza que á mistress Brownrigg. Toda mujer pierde su reputacion cometiendo un acto que en el hombre se califica de pecado venial o de buena fortuna, y consiste esta aparente injusticia en que más detrimento sufren los principios morales de una mujer con una sola falta, que los del hombre al cabo de veinte años de intrigas. Si nos remontásemos á la antigüedad clásica, ella nos daría ejemplos áun más evidentes y palpables que los expuestos en apoyo de lo que decimos.

Fuerza es aplicar este principio al caso que examinamos. Porque si en la época presente y en nuestro país el hábito del disimulo y de la mentira imprime à quien lo tiene como un sello de corrupcion y de infamia, no se sigue de aquí que pueda guiarnos bien este criterio para juzgar á los italianos de la Edad media, pnes en ellos, por el contrario, descubrimos con frecuencia los defectos que reputamos á indicio de maldad y depravacion unidos á muy excelentes cualidades, á gran generosidad, á benevolencia suma, à noble desinteres. Palamedes, en el admirable diálogo de Hume, hubiera podido deducir de semejante estado social argumentos tan fuertes en favor de su tésis como los que le suministra Fourli. Bien sabemos que no son estas las enseñanzas que los historiadores se muestran más inclinados á dar y los lectores á recibir; mas no por