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Maquiavelo.

fianza con que oye á su consejero, la angustia de su lucha con la idea de la deshonra, la explosion de pasiones en medio de la cual comete sus crimenes, el altivo valor con que los declara, todo crea en favor suyo interes extraordinario. A su vez, Yago es objeto de la reprobacion universal, llegando muchos á creer que Shakspeare se dejó arrastrar á una exageracion extremada, defecto en el cual no incurria generalmente, y que creó un monstruo sin ejemplo en la naturaleza humana. Estamos persuadidos de que los italianos del siglo XV pensarian de muy diverso modo. Otelo les habria inspirado horror y desprecio á un tiempo. La ligereza con que acepta y cree de buena ley las protestas de amistad de un hombre cuya carrera ba entorpecido, la buena fe con que admite como pruebas evidentes conjeturas sin fundamento y circunstancias triviales, la violencia con que rechaza la justificaeion hasta el momento en que la justificacion sólo puede ser parte á envenenar sus pasiones, hubieran excitado repugnancia y miedo en los espectadores, los cuales habrian, sin duda, condenado la conducta de Yago; pero del propio modo que nosotros la de la victima, con cierto respeto y cierto interes; porque su presencia de ánimo, su claridad de entendimiento, su juicio penetrante y sagaz, la habilidad con que investiga y descubre y lee dentro del corazon de otro, sin que sea posible recelar siquiera de sus intenciones, le habrian captado mucha parte de su estimacion.

La diferencia era grande, como se ve, entre los italianos y sus vecinos, la misma que existió entre los griegos del segundo siglo antes de Jesucristo y sus dominadores los romanos, porque, mientras éstos eran valientes, resueltos, fieles á su palabra