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Maquiavelo.

da seguirse por el gobierno es el de trasformar esa clase en ejército permanente, porque casi es imposible que una colectividad de hombres pase la vida al servicio del Estado sin tomar interes por su grandeza: las victorias del uno son las victorias de todos, y lo propio acontece con las desgracias. Entonces, y á virtud de esto, el contrato pierde algo de su carácter venal, y el soldado parece servir por amor á la patria y recibir su paga como tributo de la gratitud nacional, no como precio de su tiempo y de su trabajo. En este caso, no ya bacer traicion al poder que lo emplea, sino es mostrarse negligente en servirlo, aparece á sus ojos como el más vergonzoso y degradante de los crímenes.

Al comenzar los príncipes y las repúblicas italianas á tomar tropas à sueldo, debieron de organizarlas en cuerpos separados; mas, por desgracia, no lo hicieron, y los soldados mercenarios de la Península, en vez de vincularse al servicio de esta 6 aquella potencia, pasaban por ser una manera de propiedad comun á todas, quedando por lo tanto reducido el lazo que ligaba al Estado con sus defensores á un mero contrato de arriendo, sencillo en la forma é inmoral en el fondo. El aventurero llegaba con su lanza y su caballo, y los ofrecia, juntamente con el valor de su persona y su experiencia, importándole poco tratar con el duque de Milan, con la señoría de Florencia, con el rey de Nápoles ó con el Papa; que lo esencial para él no estaba en la persona, ni en la causa, ni en el principio que habia de servir, sino en la entidad de la paga y en la duracion del contrato. Y cuando acababa la campaña por la cual se habia escriturado, no habia para él ni ley ni decoro que le vedaran volver en el acto sus armas contra sus antiguos