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Estudios literarios.

su temperamento aquellas facultades y aptitudes que tan necesarias son al soldado. Por otra parte, su trabajo no exige de él, al ménos en la infancia de la agricultura, solicitud constante. En ciertas épocas del año la tierra no ha menester de sus afanes, y entonces puede, sin menoscabo de su hacienda, emprender cortas expediciones. Así se formaron las legiones de Roma en las primeras guerras: invadian el país vecino y daban batallas cuando la campiña no habia menester de labor, y estas operaciones con harta frecuencia interrumpidas para dar resultados decisivos, servian, sin embargo, para mantener vivo en el pueblo el instinto de la disciplina y del valor, cualidades ambas que, no solamente le daban garantias de seguridad, sino que lo hacian formidable y temido. Los ballesteros de la Edad Media, que llevaban á hombros sus provisiones para cuarenta dias, y dejaban la campiña por el campo de batalla, eran tropas de igual indole.

Mas cuando el comercio y la industria comienzan á florecer, entonces se verifica un cambio de la mayor importancia; porque los hábitos sedentarios que se contraen en el ejercicio de la industria ó del comercio hacen insoportables los trabajos y las fatigas de la guerra. Y como las ocupaciones de los comerciantes y de los industriales requieren constante asiduidad, de aqui que en las sociedades organizadas de este modo no haya nunca vagar, aunque si dinero de sobra, y que, por tanto, se contraiga la costumbre de tomar hombres á sueldo para que reemplacen en el servicio militar á los que pasan la vida en talleres, fábricas y escritorios.

La historia de Grecia es en este punto, como en tantos otros, el mejor comentario de la de Italia. Quinientos años antes de la era cristiana formaban