Página:Estudios literarios por Lord Macaulay - Biblioteca Clásica XI (1879).pdf/119

Esta página no ha sido corregida
75
Maquiavelo.

sentimental aprendiz de literato; que los actos de perfidia y los de nobleza, la infamia y el heroísmo, excitan de igual modo y en igual medida el respeto y la admiracion de Maquiavelo, y por tal manera su sentido moral parece á la vez torpe y agudo, pero siempre enfermo. Dos naturalezas de todo punto diferentes se hallan como fundidas en él, mejor dicho, entrelazadas, formando la cadena y la trama de su espíritu; y su combinacion, como la de los hilos variados en la lustrosa seda, presta al tejido sus múltiples cambiantes. La explicacion del tenómeno sería fácil si Maquiavelo hubiera sido un hombre muy débil ó muy artificioso; pero no fué lo uno ni lo otro, y sus obras demuestran de una manera evidente que se hallaba dotado de poderosa inteligencia y de buen gusto, y que el lado ridículo de las cosas lo distinguia en el acto con perfeccion exquisita.

Por extraño que parezca esto, áun lo es más la circunstancia de que á ninguno de sus contemporáneos pareció inconveniente ó inmoral nada de cuanto escribió, al menos que sepamos. Al contrario, existen repetidas pruebas del aprecio en que se tenian sus obras y su persona por sus más respetables contemporáneos. Clemente VII, por ejemplo, fué el protector de sus publicaciones, y à la siguiente generacion, el concilio de Trento las declaró indignas de ser leidas por cristianos. Algunos individuos influyentes del partido democrático censuraron, es cierto, al secretario por haber dedicado el Principe à un protector que llevaba el nombre impopular de Médicis; mas en cuanto a las doctrinas inmorales que tan rudas censuras merecieron despues, ninguna reserva hicieron; que la voz de alarma contra ellas no se dió en la Península, sino del otro