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Milton.

energía y elocuencia incomparables contra los obispos; pero cuando le pareció que su opinion prevaleceria, pasó á otros asuntos y abandonó la prelatura à aquellos escritores que acudian en tropel para insultar á un partido vacilante ya y á punto de caer. Ninguna empresa es más ocasionada á peligros que la de penetrar con la antorcha de la verdad en las cavernas donde toda lobreguez é infeccion tienen su asiento. Para Milton no habia, sin embargo, placer más grande que este; y los mismos que desaprueban sus opiniones, no pueden menos de reconocer y de admirar el atrevimiento y el valor indomable con que las sostuvo. Abandonó á otros el fácil honor de exponer y mantener cuanto hubiera de popular en su fe religiosa y política, encargándose sólo de plantear y apoyar aquello que la mayoría rechazaba como crímen ó ridiculizaba como paradógico. De esta suerte defendió el divorcio y el regicidio y atacó los sistemas docentes à la moda, semejando así su carrera brillante y bienhechora á la del dios de la fecundidad y de la luz:

Nitor in adversum; nec me, qui coetera, vincit
Impetus, et rapido contrarius evehor orbi.

Es lástima que sean tan poco leidas en nuestros dias las obras en prosa de Milton, porque son composiciones que merecen la atencion de cuantos desean conocer el alcance y el vigor de la lengua inglesa; y de tal modo abundan en ellas los pasajes elocuentes, que á su lado parecen débiles los más enérgicos discursos de Burke; como que son cual un recio y doble paño de oro de muy tupida trama y recamado de espesos bordados de lo mismo. Tanto es así, que ni en los primeros cantos del Paraíso perdido se elevó el poeta á lanta altura como en algunos periodos de sus obras de controversia, en