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Estudios literarios.

rificado sus almas de pasiones vulgares y elevádolos á una altura donde no alcanza la influencia de la corrupcion, y aunque pudiese á veces arrastrarlos á perseguir un fin que no fuera prudente, los medios que ponian en juego lo eran siempre. Como Talo, el férreo azole de sir Artegal, iban por el mundo derribando los opresores y confundiéndose con los seres humanos; pero sin participar de sus dolencias y flaquezas, insensibles al cansancio, al placer y al sufrimiento, impenetrables al acero é irresistibles de tal suerte que ningun valtadar era parte á contenerlos.

Hé aquí lo que á nuestro parecer constituyó el carácter de los puritanos. Sus modales eran ridicalos; su sombría tristeza y sus costumbres domésticas extrañas por extremo; el equilibrio de su espíritu se resentia, á las veces, de los esfuerzos que hacian para profundizar más de lo que pueden los mortales, cayendo con frecuencia en el peligroso defecto de la intolerancia y de la austeridad más extravagante, y acabaron por tener sus anacoretas y sus cruzados, sus Danstans y sus Montforts, sus Domingos de Guzman y sus Escolares; mas todo bien considerado, y á pesar de ello, necesario es reconocer que constituyeron un cuerpo vigoros0, prudente, honrado y útil.

Abrazaron los puritanos la causa de la libertad política principalmente porque era la de la religion.

Hubo otro partido poco numeroso, pero ilustre por su capacidad y su ciencia, que enderezaba sus pasos al propio fin que los puritanos, si bien por camino diferente: nos referimos al que Cromwell tenía la costumbre de apellidar Pagano, y en el cual militaban hombres que, para definirlos en el lenguaje de la época, sería preciso llamar Tomistas