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Milton.

parciales de Carlos I, ni de la cortesía y de la apostura tan familiares de los de Cárlos Il, y que dieron á su corte tanta celebridad en Europa; mas, si hemos de escoger entre unos y otros, haremos como Bassanio en la comedia, apartando la vista de los cofres, artística y primorosamente trabajados, que contenian objetos repugnantes, y optaremos por el modesto cofre de plomo que guarda un tesoro.

Los puritanos eran hombres cuyo espíritu se inspiraba constantemente en la contemplacion asidua de los seres superiores y de los intereses eternos, y que no satisfechos con reconocer en términos generales el gobierno de la Providencia, atribuian todos los acontecimientos à la voluntad del Sér Sapremo, á cuyo poder nada resiste y á cuya vigilancia nada escapa. A su parecer, el objeto de la existencia es conocerlo, servirlo, amarlo y gozar de él; rechazaban desdeñosamente las ceremonias que otras sectas sustituian á la pura adoracion del alma, y en vez de entrever la Divinidad velada entre nubes de incienso, aspiraban á contemplarla en todo su esplendor y á estar en directa comunicacion con ella.

De aquí su desprecio por las pompas y grandezas terrenales, y de aquí tambien que las diferencias entre los grandes y los humildes y abatidos, desaparecian á su vista comparándolas con el espacio infinito que separaba la raza humana de aquel en quien tenian puestos constantemente los ojos. No reconocian otros títulos á la superioridad que el favor del cielo, y seguros de él, menospreciaban todos los goces y todas las dignidades del mundo. Si no conocian las obras de los filósofos y de los poetas, habian estudiado á fondo los oráculos de Dios. Si sus nombres no parecian en los registros de los reyes de armas, se hallaban inscritos en el libro de la vida, y si no