«Mas ya que á lid me citan decisiva
Los Teucros, si esto agrada, y tanto impido
La pública salud, no así huye esquiva
La victoria de mí, que tal partido
No abrace ante tan grata perspectiva.
Sí; con Enéas sin temor me mido:
Cual otro Aquíles venga si le place,
Y armas como hechas por Vulcano, embrace!
«Ya lo he jurado, y con placer me inmolo
(Que á mis mayores en virtud no cedo)
Á vos y al Rey mi suegro.—Á Turno solo
Emplaza Enéas? Pues admito ledo
El singular combate. ¿Permitiólo
El Cielo por castigo? No haya miedo
Que Dránces lo padezca;—¿en nuestra gloria?
Coger no espere el lauro de victoria!»
De esta suerte en recíproca porfía
Altercan sobre el arduo tema, cuando
Ved que Enéas su ejército movia.
Corre el palacio, y va terror sembrando
Por la ciudad con alta vocería
Un mensajero: Que el troyano bando
Ha dejado la márgen tiberina;
Que la tirrena hueste al par camina;