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» iban á ser vendidos á instancia de Piscop y Grivoize, portadores de créditos en regla.

Entonces aquel hombre, arrojado de su tierra, arruinado por él mismo y en vísperas de ser cubierto de infamia siendo el primer robado en aquel negocio ; aquel hombre, cansado y descorazonado, sin grandes lazos que le uniesen á su país desapareció una mañana sin decir nada á nadie.

El escándalo estalló en seguida. Valroy, en fuga, fué condenado por quiebra fraudulenta y estafa, á pesar de las pruebas contrarias, á indemnizar á los diversos acreedores del Modern Ahorro, á los gastos del proceso y á seiscientos pesos de multa. Aunque contumaz, aprovechó todavía circunstancias atenuantes.

Solamente los suyos supieron vagamente lo que había sido de él. Jacobo recibió una carta que decía: Hijo mío bien lo sabes, soy una víctima, pero viviría deshonrado y me voy, llevándome unos cuantos billetes de cien pesos. A los cincuenta años voy á tratar de rehacer mi vida y mi fortuna. Si dentro de cinco años no he vuelto ni has recibido noticias mías, considérame como muerto, que es, acaso, lo mejor que me pudiera suceder. Te escribo á ti porque en los días de tu infancia nos hemos querido profundamente. Pide perdón en mi nombre á tu madre y á tu abuela por haberlas arruinado ó poco menos. Tratad de vivir con ese poco y desconfiad de los bandidos que exhiben sus falsas amistades. Hasta la vista, acaso; adiós, más bien.» Todos estos sucesos tuvieron un resultado inmediato. La víspera del día en que la condesa Antonieta debía salir de Valroy para ceder el puesto á los Piscop, tomó por inadvertencia, para obtener un olvido momentáneo ó con un objeto definitivo (nunca se supo