Página:En la paz de los campos (1909).pdf/179

Esta página no ha sido corregida
— 175 —

se tiene en pie. Los castillos serán comidos por las granjas, soy yo quien te lo dice. Tu vizconde Jacobo, no tendrá cazas, ni bosque, ni siquiera un conejo...

Todo eso está podrido y se cae por sí solo... Amigo, se sabe lo que se sabe; pero, á fe de camarada, toma tus precauciones y, sobre todo, no hagas planes sobre Valroy, porque tanto valdría apuntar á la luna. Dentro de un año habrá por aquí novedades; si hemos trabajado toda la vida, sudado y echado sangre, no ha sido para nada. Piscop, mi hermano y yo tenemos las manos largas, tú verás. Y, ahora, queda convenido que morirás guarda en el pabellón, si se te antoja, y que podrás yo te invito—cazar otra vez con tu amo, que será tu amigo, y comer y beber al aire libre, á no ser que prefieras tu mesa, pues ese amo seré yo, compañero, yo mismo. Cuando venga el reparto se me adjudicarán los bosques de Valroy; son mi lote.

Garnache le escuchaba aturdido, sin pensar en decir palabra. Pero cuando el otro vaciaba el cuarto vaso, le interrogó, sin embargo: —Vamos á ver, compañero yo sé bien que no te burlarías de un antiguo amigo, pero no comprendo.

¿Qué estás ahí diciendo? El conde Juan arruinado..la propiedad repartida... Valroy en venta...

—Tú lo has dicho; y después de Valroy vendrá Reteuil muy de cerca, te lo juro. En dos palabras, el conde Juan, arruinado, ha empeñado sus bienes, nosotros hemos comprado sus créditos y está en nuestras manos. Dentro de ocho meses tendrá que pagar ó las granjas, tierras y castillos serán embargados á nuestro provecho, como puedes comprender. Y, ahora, guarda todo esto para ti. Te pido el secreto por ocho meses todavía... Después reventará el petardo. Me he es-