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CRÓQUIS FUEGUINOS

Hay que subir en cuatro piés para alcanzarla, — á estar á lo que dicen los alacaluf, que son los indios de estos canales. Según ellos, cuando uno se encuentra en la cumbre y. no tiene que pensar en nada: la vida esta hecha. Corren arroyos de vino chileno, hay cascadas de té despertándose por entre cerros de galletitas y de mejillones asados y calientitos! .... Y si por acaso eso no satisface; le esperan á uno en cada hondonada, ballenas varadas, que convidan á festin suculento, tropillas de nútrias y de lobos de dos pelos que se sacan la piel alegres, para brindarla al viajero, por más que que no se necesita abrigo semejante, pués la temperatura no es fria como la que azota á los indios en las horas crudas del invierno, sinó más templada que la de un día de nevazón ó tibia como les parece que es la de este verano fueguino que á tí te hace tiritar, pero que ya te hará sudar como á nosotros.

Y al acercarnos á la entrada del Canál Magdalena, recostándonos un poco á la costa á fin de tOmar de bolina el viento que hasta allí nos habla favorecido y que cada véz refrescaba más — cumpliéndose el pronóstico de las toninas — un enjambre de gaviotas, gaviotines y palomas de mar, se acercó al cútter, rozando las ólas con su vuelo rápido y caprichoso, ya para alzar una agua-viva que su vista perspicaz ha apercibido ó ya para apoderarse de las cáscaras de papa que Smith — entregado á tareas culinarias — ha

arrojado por sobre la borda y que, boyando, siguen el impulso de la corriente.