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Consienten que á Belisa se atribuya.

CANTO SEGUNDO.

Ni en su triunfante carro mas glorioso
Febo se alzó sobre Nereo undoso,
De púrpura bañado, que saliera
La rival de su luz virtiendo plata
Del Támesis soberbio en la ribera,
Que anchuroso dilata:
Coro de apuestas ninfas la seguia,
Y ella sola los ojos atraia;
Sobre el nevado pecho está brillando
Radiante cruz divina
De hermosura tan rara y peregrina
Que el judio rebelde la besara,
Y el gentil, que no cree, la adorara.
Viva, como sus ojos, no se fija,
Como ellos mismos siempre derramando
El brillo de su alma, sin que elija
A quien hacer favor, pero acordando
Dulces sonrisas que discreta extiende,
Pero sin altivez, que a nadie ofende.
Brilla cual sol y hiere con sus rayos,
Y como el sol á todos ilumina,
Fácil, graciosa, suave sin ensayos
De orgullo fiero, con razon se inclina
Sus faltas á ocultar; ¡qué! á faltas tiene
Quien de belleza el esplendor mantiene?
Y si falta una hermosa ¿el que la mire
El perdon no le acuerda, aunque suspire?
Esta ninfa, formada para ruina
De nuestra humanidad, alimentaba