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José Ingenieros

cionarios, la Armonía inmarcesible de la línea, de la forma y del color; frente á las complicidades de la política mediocrática, las máximas expansiones del Individuo dentro de cada sociedad.

Cuando los rebaños callan, los idealistas levantan su voz. Una ciencia, un arte, un país, una raza, estremecidos por su eco, salen de su cauce habitual. El Genio es un guión que pone el destino entre dos párrafos de la historia. Si aparece en los orígenes, crea ó funda; si en los resurgimientos, transmuta ó desorbita. En ese instante remontan su vuelo todos los espíritus superiores, templándose en pensamientos altos y para obras perennes.

En el vaivén eterno de las eras el porvenir es siempre de los visionarios. La interminable contienda entre el idealismo y la mediocridad tiene su símbolo: no pudo Cellini clavarlo en más digno sitio que la maravillosa plaza de Florencia. Nunca mano de orfebre plasmó un concepto más sublime: Perseo exhibiendo la cabeza de Medusa, cuyo cuerpo agítase en contorsiones de reptil bajo sus pies alados. Cuando los temperamentos idealistas se detienen ante el prodigio de Benvenuto, anímase el metal, revive su fisonomía, sus labios articulan palabras perceptibles. Dice á los jóvenes que toda brega por un Ideal es santa, aunque sea ilusorio el resultado; que nunca hay error en seguir su temperamento y pensar con el corazón, si ello contribuirá á crear una personalidad firme; que todo germen de romanticismo debe alentarse, para enguirnaldar de aurora la única primavera