Página:El hombre mediocre (1913).pdf/162

Esta página no ha sido corregida
160
José Ingenieros

guen el camino de las menores resistencias, nadando á favor de toda corriente y variando con ella; en su rodar aguas abajo no hay mérito: es simple incapacidad de nadar aguas arriba. Flotan porque saben adaptarse á la hipocresía social, como tenias en una entraña.

Son refractarios á todo gesto digno; le son hostiles. Conquistan «honores» y alcanzan «dignidades», en plural; han inventado el inconcebible plural del honor y la dignidad, por definición singulares é inflexibles. Viven de los demás y para los demás: sombras de una grey. Su existencia es el accesorio de focos que la proyectan; carecen de luz, de arrojo, de fuego, de emoción. Todo es, en ellos, prestado.

Los caracteres excelentes ascienden á la propia dignidad, nadando contra todas las corrientes rebajadoras, cuyo reflujo acosan y contrastan. Frente á los otros se les reconoce de inmediato, nunca borrados por esa brumazón moral en que aquéllos se destiñen. Su personalidad es toda brillo y arista:

class="p1 center">Firmeza y luz, como cristal de roca,

breves palabras que sintetizan su definición perfecta. No la dieron mejor Teofrasto ó la Bruyère. Han creado su vida y servido un Ideal, perseverando en su ruta, sintiéndose dueños de sus acciones, templándose por grandes esfuerzos: seguros en sus creencias, leales á sus afectos, fieles á su