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venideras y hacia las demás especies que pueblan nuestro planeta, debemos hacerlo también atendiendo a nuestro presente y a la actual crisis ambiental que vive el país. No se trata de negar el crecimiento sino de apostar por un desarrollo sostenible. Es por esto que hay que manejar otros datos que nos hagan reflexionar sobre la importancia de revisar el actual modelo de desarrollo. Uno de los más relevantes es el asociado al precio que debemos pagar para contrarrestar los efectos de los desastres. Por ejemplo, en 2015, Chile estuvo entre los diez países con mayor gasto asociado a este ítem. Con toda probabilidad, si atendemos a este hecho, inmediatamente se nos vendrá a la cabeza la situación y las características geológicas del país y asociaremos dicho gasto a la recurrencia de los terremotos. Pero nada más lejos de la realidad. Según la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI), ese año lo que movilizó más fondos, con un total de $32 947 000, fue el déficit hídrico, seguido de los aluviones de Atacama, Antofagasta y Coquimbo, con $19 742 000.[1]

Nuestra responsabilidad como ciudadanos/as es la de cuidar el agua y cautelar que los organismos responsables de su gestión también lo hagan. Para ello, debemos tomar medidas a nivel individual destinadas a hacer un consumo responsable no solo del agua para el aseo y consumo cotidiano, sino también de la huella hídrica de los productos y servicios que consumimos diariamente. Al igual que nos estamos acostumbrando a consultar los sellos de los alimentos que adquirimos en tiendas y supermercados, debemos procurar acceder a la información relativa a la cantidad de agua que se requiere para producirlos. Esto afecta no solo a alimentos y bebidas sino también a la ropa, el transporte, las actividades recreativas, entre otros.

Además de controlar el consumo personal es importante que aprendamos a conocer las medidas que los organismos locales, nacionales e internacionales, toman para salvaguardar el cuidado del agua.

Comencemos con un organismo internacional: la Organización de las Naciones Unidas, ONU. En 2015 esta fijó los objetivos de desarrollo sostenible de cara a 2030. El número seis se centró en la obtención

  1. Radiografía del agua. Brecha y riesgo hídrico en Chile, Gobernanza escenarios hídricos 2030, 2018, p.19.

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