Página:El Robinson suizo (1864).pdf/450

Esta página ha sido corregida


CAPÍTULO LV.


Nidos de golondrinas.—Perlas falsas.—Pesquería de las verdaderas.—Jabalí africano.—Apuro de Santiago.—La trufa.


Un dia entero se pasó en preparar y cargar de lo necesario nuestra embarcacion, y al romper de la siguiente alba el mar bonancible y un viento propicio invitáronnos á emprender el rumbo. Franz y su madre quedaron encargados de guardar la costa, y tras los abrazos de costumbre nos dímos á la vela saludándonos con los pañuelos hasta que nos perdímos de vista. Nuestra escolta se componia del pequeño Knips (nuevo mono sucesor del antiguo discípulo de Federico que hacia poco muriera de vejez), del chacal de Santiago, ya fuerte y vigoroso, y tres de los mejores perros que nos podían sacar de cualquier riesgo. El clima de la isla habia sido tan favorable á esta raza, adquiriendo sus individuos tal vigor y acrecimiento de fuerzas con su vida libre y continuado ejercicio, que pudiera comparárseles con los perros que Poro regaló á Alejandro, los cuales luchaban cuerpo á cuerpo con leones y elefantes [1].

Federico nos sirvió de piloto y Santiago fué á ocupar en el caïack otro puesto que aquel habia dispuesto en su esquife. Ernesto y yo conducíamos la chalupa con las provisiones y bestias de que iba cargada.

El caïack tomó la delantera para guiarnos, y seguímosle entre los escollos y rocas que aquel sorteaba con una ligereza y soltura que nuestra embarcacion, como más pesada, no podia imitar. A cada momento se nos presentaban á la vista restos de morsas, vacas y otros animales marinos cuyos colmillos y blancos esqueletos nos convidaban á enriquecer el museo; mas no queriendo perder tiempo decidí dejarlos para otra ocasion.

  1. Este Poro fue un rey indio vencido y hecho prisionero por Alejandro Magno por los años 327 ántes de J. C. Obtuvo la clemencia del vencedor, que le dejó la corona y hasta le hizo rey de las provincias indias que habia conquistado. (Nota del Trad.)