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BAH!


Si al pasar, una garra me asientan en el brazo,
No me quejo, no imploro, ni me muevo siquiera.
A fuerza de costumbre yo recibo el zarpazo
Como un beso cualquiera.


Pero en verdad fastidia a la mano contraria,
La tarea molesta, pero bien necesaria,
De limpiar la epidermis de las salpicaduras,
Que restan adheridas a las desgarraduras.

 

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