No pretendais la calma en el tumulto,
la paz en el fragor de la contienda,—almas benditas que llevais oculto
un digno amor con turbacion horrenda.
En vez de altar de sacrificio y culto,
si abandonais sobre el corcel la rienda,
encontrareis la boca del infierno,
la negacion del sentimiento eterno.
Espléndido el salon del baile estaba:
iluminado á giorno parecia;
undosa concurrencia se ajitaba,
y de un estremo al otro lo cubria.
La música orquestal arrebataba
en brazos del compás de su armonía;
y confundidos en variados jiros,
cruzábanse parejas, cual suspiros.
Hay en la viña del Señor de todo,
dicen los curas con solemne acento;
y afirman que el Señor formó con lodo
la llama del insomne pensamiento:
cuestiones debatidas!—no incomódo
con ellas mi poltron entendimiento;
mas ante el mare magnum de ese baile,
incontinenti dí razon al fraile.