Quincio.— Algunas de vuestras cabezas francesas no tienen cabello alguno, y así seríais un actor calvo. Pero, maestros, he aquí vuestros papeles; y estoy en el deber de insinuaros, requeriros y expresaros mi deseo, de ensayarlos mañana por la noche. Nos reuniremos en el bosque de palacio, una milla distante de la ciudad, y á la luz de la luna. Alli podremos hacer el ensayo; porque en la ciudad se haría conocido nuestro plan, y nos asediarian las gentes. Al mismo tiempo haré una lista de los objetos necesarios que la representación requiere: ¡ojo! y no faltèis,
Bottom.— Nos reuniremos, y allí podremos ensayar con mayor libertad y osadía. Daos algún trabajo; sed perfectos. Adios.
Quincio.— Nos encontraremos en el roble del duque.
Bottom.— Está dicho: cumpliremos, ocurra lo que quiera. (Salen.)