Página:Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira (1911).djvu/350

Esta página no ha sido corregida
— 342 —

servía,—y el hombre, en suma, capaz de ponerse, si quisiera, frente á frente de otro cualquiera, del más alto, del más popular, del más poderoso. Quédame esta fama, todavía; y si me queda es, precisamente, porque hasta ahora he rehuído el combate. Seré capaz de una acción decisiva, pero cuando la sienta de antemano decisiva, y todas las altiveces de la raza, todas las protestas de mis antepasados emancipadores, se reducen á la conquista del éxito. Á los abuelos les obligaron á ser yunque, y yo quiero y siempre quise ser martillo, aprovechando para ello nuestras mismas cualidades, diversamente encaminadas.

Eulalia se había resignado al papel de amiga.

Á pesar de su familia, era, para mí, como una decoración, gracias á su admirable don de gentes. La llevaba al teatro, á alguno de esos «salones» curiosos que perduraban en Buenos Aires como confuso rasgo de unión entre la antigua sociedad y la que iba á nacer más tarde, muy libres, muy rastacueros, pero, en fin, lo único que entonces había. Era muy solicitada y muy cortejada. Á veces me pareció que las galanterías de algunos iban demasiado lejos, y que ella, sin embargo, las tomaba como moneda corriente. Pero no cuadra á Mauricio Gómez Herrera preocuparse de estos detalles, cuando cien cosas de mayor cuantía para sí y los suyos solicitan en todo instante su atención.

Por otra parte, Eulalia era, ha sido y es fundamentalmente honesta—ó así me ha parecido, ¡y eso basta!...

¡Y cuando, en aquel entonces, planteaba en parte estos problemas psicológicos, siempre se me evocaba la imagen de María Blanco, y siempre refería las acciones de Eulalia á las que ella hubiera realizado! Y aunque Eulalia actuase como María hubiera podido actuar, siempre