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No se trata, ni es cuestion de otra cosa mas sino de hallar los medios de asegurarse la impunidad, y es á lo cual los poderosos emplean todas sus fuerzas, y los débiles todas sus astucias.

El hombre salvage, luego que ha comido, está en paz con toda la naturaleza, y es el amigo de todos sus semejantes. Si le es forzoso alguna vez disputar su comida, no viene jamas á las manos sin haber antes comparado la dificultad de vencer con la de encontrar en otra parte su susistencia, y como el orgullo no se introduce en el combate, este se termina por algunas puñadas; el vencedor come, el vencido va á buscar fortuna, y todo queda pacificado. Mas con el hombre en sociedad estos son asuntos de otra clase; se trata primeramente de proveer á lo necesario, y despues á lo supérflo; en seguida llegan las delicias, despues las inmensas riquezas, luego los vasallos, y en el momento los esclavos, no tiene un instante de reposo; lo que hay mas singular, es que mientras menos naturales y urgentes son las necesidades, tanto mas se aumentan las pasiones, y lo que es aun peor, el poder satisfacerlas; de suerte que despues de largas prosperidades, despues de haber consumido infinitos tesoros y desolado muchos hombres, mi héroe acabará con destruir y aniquilarlo todo, hasta tanto que llegue á ser el unico dueño del universo. Tal es en compendio el cuadro moral, sino de la vida humana, á lo menos de las pretensiones secretas del corazon de todo hombre civilizado.

Comparad sin preocupaciones el estado del