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razonada del idioma, el código filolójico y fundamental de la lengua, exijiendo una intelijencia poderosa para comprenderlo y analizarlo y un espíritu estudioso para darse cuenta de sus fundamentos. No hai libro de su índole igual en nuestro idioma; por eso Bello es el príncipe del lenguaje en la literatura castellana. El señor Réyes, siendo su mas aprovechado y talentoso discípulo, pudo lograr hacer la síntesis de sus principios gramaticales en su libro de estudio y de enseñanza del idioma, en un lenguaje claro y espedito y estableciendo reglas de fácil comprension y de razonable aplicacion en la vida social. Cursó leyes en la Universidad, y siendo casi un niño, en 1846, se graduó de bachiller en leyes. Obtuvo su título de abogado ante la Corte de Justicia de Santiago, el 17 de Diciembre de 1855. En ese mismo año se le nombró secretario de la Intendencia de Chiloé, captándose la estimacion del jefe de la provincia, señor Albano, y de la sociedad de aquella rejion austral. Poco mas tarde, fué nombrado secretario de la Intendencia de Valparaiso, sirviendo el puesto de majistrado de la provincia don Jovino Novoa. Desempeñó su delicado cargo con la mayor nobleza y probidad, en el período de las ajitaciones políticas que conmovieron al pais en esa época. Leal y sincero, dió pruebas de la mayor adhesion a su jefe y supo honrar su cargo, mereciendo ser enaltecido por el señor Novoa. Sucesivamente fué nombrado juez de letras de los departamentos de Ovalle, Illapel y Cauquénes. En Cauquénes se conquistó el respeto de la sociedad entera como majistrado judicial íntegro y fiel cumplidor de las leyes. Su rectitud y el conocimiento que poseia del derecho, hacían sus fallos casi irrevocables, pues la Corte de Justicia rara vez le revocó sus sentencias. Conmovido el departamento de Cauquénes con las elecciones para diputado, siendo candidato el brillante tribuno don Isidoro Errázuriz, el señor Réyes elevó su espediente de jubilacion. Alejado de la majistratura judicial, se estableció en Valparaiso, donde abrió su estudio de abogado. Se dió a conocer en diversos juicios como un notable criminalojista. Conocía, de un modo fundamental, la lejislacion chilena, española, francesa e italiana, siendo un escritor jurídico de inflexible lójica y de una erudicion profunda. Durante varios años fué redactor del diario El Mercurio, de Valparaiso. Fué, asimismo, rejidor de la Municipalidad, de aquel departamento, en diversos períodos legales. Fué presidente de la Junta de Mayores Contribuyentes, que, por la antigua lei, elejia los funcionarios electorales, que precedió a la designacion del candidato y despues a la eleccion presidencial del eminente ciudadano don José Manuel Balmaceda, de cuyo majistrado fué amigo. Durante el conflicto revolucionario de 1891, se mantuvo retirado de la política militante. Retirado a Quilpué, en 1892, por motivos de salud, fué elejido presidente del Partido Liberal Democrático de esa localidad. Allí vivió por algun tiempo, dedicado a la lectura de los tratadistas en derecho, siendo sus autores favoritos los grandes criminalistas. Tenia predileccion por el célebre criminalojista italiano César Lom-