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RODOLFO LENZ

que no tiene a la mano en cada momento los medios para tales investigaciones, tiene que cargar i sobrecargar su memoria con el estudio de tantas peculiaridades que, no siendo él filólogo, sino trabajador en otro ramo de la vida intelectual o material, le son de poca o ninguna importancia; pero, sin embargo, le cuestan un trabajo que mejor pudiera emplearse en cosas mas útiles para el progreso humano, o por lo menos para el provecho individual. ¡Estado insoportable de las cosas que se encuentra actualmente en el ingles, donde se escribe hoi mas o ménos lo que se pronunció hace quinientos años!

II

1.° La ortografía castellana, como la lengua misma, está en completa dependencia de la lengua i ortografía latina. En los primeros siglos de su existencia, la ortografía castellana, así como la francesa, eran esencialmente fonéticas, aunque nunca han podido sustraerse completamente a la influencia del latin, lo que se esplica fácilmente porque en aquellos tiempos toda ciencia i toda enseñanza reposaban en las manos del clero, que siempre tenia por base de sus ocupaciones literarias e intelectuales, en jeneral, la lengua latina.

Esta influencia natural del latin se volvió innatural i exajerada en los tiempos del renacimiento. El estudio profundizado de la antigüedad clásica despertó en todos los sabios de aquella época una predileccion desmesurada por el latin, la que no rara vez acarreó un desprecio igualmente desmesurado de las lenguas «vulgares». Siendo aparente la relacion íntima entre el latin i las lenguas románicas, los gramáticos i los literatos de los siglos XV i XVI, no solamente introdujeron en el seno de las lenguas vulgares un sinnúmero de palabras latinas i griegas, que tan solo en parte eran necesarias para espresar las nuevas ideas del tiempo, sino que tambien agravaron la ortografía con letras superfluas que sacaron de las palabras latinas, que, a veces erróneamente, les parecian correspondientes. Esto lo llamaron «enriquecer» la lengua, no considerando que por la introduccion inmoderada de palabras literarias i científicas que naturalmente quedaban inintelijibles al hombre iletrado del pueblo, ensancharon sin necesidad i con demasía el abismo que por naturaleza es inevitable entre el hombre de reducido alcance intelectual i el pensador que abarca el universo con sus ideas; esto lo llamaron «mejorar» la ortografía, no teniendo en consideracion que de esa manera trasformaron en