LOS DOS COMPAÑEROS DE VIAJE.
Las montañas no se encuentran nunca, pero los hombres se encuentran, y con mucha frecuencia los buenos con los malos. Un zapatero y un sastre se encontraron frente á frente en sus viajes ó correrías por su país. El sastre era un hombre bajito, muy alegre y de muy buen humor. Vió venir hácia él al zapatero, y, conociendo su oficio por el pa´quete que llevaba debajo del brazo, se puso á cantar una cancion burlesca":
Procura que tus puntadas queden bien aseguradas; poco a poco estira el hilo $ porque no queden en vilo.
Pero el zapatero, que no entendia de chanzas, puso una cara como ai hubiera bebido vinagre: parecia que iba á saltar encima del sastre. Por fortuna, nuestro hombre le dijo, riendo y presentándole su calabaza:
—Vamos, eso era una broma, echa un trago para apagar la bilis.
El zapatero bebió un trago, y el aire de su rostro cambió +