Esta página no ha sido corregida
(127)
Imploro vuestras piedades,
Que son mi postrer amparo.
Yo lloraré en vuestro seno,
Y vuestros frescos alientos
Endulzarán los tormentos
De tan activo veneno.
Quizás del mundo olvidada
Pueda recobrar la calma:
Entonces tal vez el alma
Por las penas enseñada,
Podrá mirar como un sueño
Los mundanos atractivos;
Y con ojos compasivos,
En un estado halagüeño,
Sabrá desde su grandeza
Despreciar esos mortales
Que tan cubiertos de males
Ostentan tan gran fiereza.