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CRÓNICAS
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Comandante español Illescas y capitán López muertos; nuestras pérdidas seis heridos, uno solo de ellos grave. Soldados y oficiales excelente comportamiento. General Ernst, coronel Hulings y coronel Briddle los recomiendo especialmente. Esta es una importante captura y perfectamente ejecutada. Nombres de los heridos irán tan pronto los reciba.

Miles.

Cierro este capítulo de mi Crónica llevando a ella un documento que honra por igual la memoria del comandante Illescas que al noble capitán Harry Alvan Hall que lo suscribe.

Ponce, P. R., 20 de agosto de 1898.

Señora doña Eugenia Bugallo, viuda de Martínez Illescas.

Señora: Permítame que antes de abandonar esta isla, teatro de escenas tan dolorosas para usted, le ofrezca mi más honda simpatía en medio de su aflicción y le exprese mi admiración profunda hacia el valor de su esposo.

Antes de sucumbir pasó y repasó seis veces, por lo menos, toda la línea de nuestro fuego, hallándose distintamente a nuestra vista y bajo los disparos que sin interrupción les hicimos por espacio de una hora.

En tales circunstancias debió comprender que su muerte era inevitable.

La rendición, que estoy seguro jamás se hubiese podido obtener mientras él viviese, sobrevino inmediatamente después de su caída. Su muerte fué la de un héroe; señora, el dolor inmenso que la sobrecoge debe mezclarse con la íntima satisfacción que ha de producirle saber que su esposo, hasta en su manera de caer, demostró que era el tipo legendario del soldado ideal.

Le suplico tenga a bien perdonar la intención de quien, como yo, formaba parte de las fuerzas adversarias; pero la admiración hacia el enemigo intrépido y valeroso es privilegio del soldado y una de las pocas satisfacciones de la guerra, y yo entiendo que es mi deber rendir este tributo a la memoria de aquel héroe.

Quedo de usted atento y s. s.,

Harry Alvan Hall,

Capitán del 16.º regimiento de Pennsylvania.