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giones. Habiendo éstos alcanzado a los postreros y perseguídolos por muchas millas, hicieron en los fugitivos gran matanza. Como los de la retaguardia, viéndose ejecutados, hiciesen frente, resistiendo animosamente a las embestidas de los nuestros, en tanto los de la vanguardia, que se consideraban lejos del peligro, sin haber quien los forzase ni caudillo que los contuviese, al oir aquella gritería, desordenadas las filas, buscaron su seguridad en la fuga. Con eso, sin el menor riesgo, prosiguieron los nuestros matando gente todo lo restante del día, y sólo al poner del sol desistieron del alcance, retirándose a los reales, según la orden que tenían.

XII. César, al otro día, sin dar a los enemigos tiempo de recobrarse del pavor y de la fuga, dirigió su marcha contra los Suesones, fronterizos de los Remenses, y después de un largo viaje se puso sobre, la ciudad de Novio[1]. Tentando de camino asaltarla, pues le decían que se hallaba sin guarnición, no pudo tomarla, con ser pocos los que la defendían, por tener un foso muy ancho y muy altos los muros. Fortificados los reales, trató de armar las galerías[2] y apercibir las piezas de batir las murallas. En esto, todas las tropas de Suesones que venían huyendo se recogieron la noche inmediata a la plaza. Mas asestadas sin dilación las galerías, formado el


  1. Hoy Soissons.
  2. César: vineux agere... cocpii. Eran como unas barracas movedizas; por eso dice vineas agere. Dentro de ellas metidos los soldados, se iban acercando al muro para batirlo a su salvo.
comentarios.-tomo i.
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