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CAPÍTULO VII

Muerte de Drapes.

-Prisión de Lucterio.-Rendición de la Aquitania y de Comio.

XLIV. César, puesto que todos tenían bien conocida su clemencia, no recelando entendiesen que había obrado por crueldad de su propio natural, y por otra parte, no sabiendo qué fin tendrían sus designios si empezaban a rebelarse del mismo modo otros en diversas partes, pensó hacer con éstos un ejemplar castigo, que contuviese a los demás. Y así mando cortar las manos a todos cuantos habían tomado las armas, concediéndoles la vida para que fuese más notorio el castigo de los malvados. Drapes, de quien dije que había sido preso por Caninio, o por indignación y sentimiento de las prisiones, o por temor de un castigo más severo, no quiso comer en unos días, y así murió. Al mismo tiempo Lucterio, de quien dije había escapado huyendo de la batalla, habiendo caído en manos de Epasnacto, auvernate, pues mudando frecuentemente de estancia, se fiaba de muchos en la inteligencia de que no estaba fuera de peligro en parte alguna, sabiendo cuán énojado debía tener a César, fué entregado preso a éste por su grande amigo Epasnacto.

XLV. En este intermedio ganó Labieno una batalla a los de Tréveris, y habiéndoles muerto mucha gente, y también a los Germanos, que a nadie negaban socorro contra los Romanos, vinieron a su poder