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muy poco usada en nuestra literatura. Tráigolas, porque, como no presumo mis juicios tanto que piense que no necesitan padrinos, tengo interés y hallo gusto en buscárselos buenos y autorizados, hasta en mi comadre Beatriz.

A Dios, mi querido, benévolo y simpático lector: no soy mas largo, por aquello de que lo poco basta y lo mucho cansa. En esta cartita amistosa y familiar, he atado todos los cabitos que queria atar, evitando así el remontarme á un prefacio solemne como el de una misa, que no habria leido ni el fiscal de imprentas.

Recomiendo á tu benevolencia mis personajes todos, en particular á mi muy querido don Galo Pando: y si fuése algun dia por tu valle el Ministro de Hacienda, te ruego que se lo recomiendes, en lo que harás un acto de justicia.

A Dios otra vez. Dá mil expresiones de afecto á tus conmoradores del valle, y díles que el genio de la simpatía ha murmurado á mi oido alguno de sus nombres que pregona la fama. Diles á los Éolos del Guadarrama que beso sus manos. Dá á mi Clemencia un lugar en tu biblioteca, y mí uno en tu amistad, con lo que quedará bien pagado mi trabajo, FERNAN.

P. D. No siéndome posible, sin robar su genuino colorido al diálogo, eludir palabras andaluzas muy es-