Impulsados por la caridad de Cristo, con la Encíclica Nova impendet del pasado 2 de octubre, invitamos a todos los hijos de la Iglesia Católica, y a todos los hombres de buen corazón, a agruparse en una contienda de amor y de socorro para aliviar en algo las terribles consecuencias de la crisis económica en que se debate a humanidad; ciertamente, con admirable y concorde ánimo, la generosidad y la actividad de todos ha respondido a Nuestra invitación. Sin embargo, la angustia de esta situación se ha agravado, la multitud de los hombres afligidos por un paro forzado ha aumentado prácticamente en todas partes, y de estos problemas abusan los partidos de ideas subversivas para intensificar su propaganda; esto hace que las mismas instituciones públicas estén en crisis, y que el peligro del terror y toda anarquía amenace de modo más grave a la sociedad.