esta posibilidad de medir el valor absoluto de la aceleración es una consecuencia de los términos de inercia que figuran en todas las ecuaciones del movimiento, y que para el caso de un punto material son de la forma sencilla
eb
ma,
llamando m la masa y a la aceleración, sea cual fuere su clase. Conviene notar que estos términos los consideró siempre la Mecánica como fuerzas ficticias; esto es, que no tienen por origen acciones procedentes del exterior del sistema que posee la aceleración, aunque son en sus efectos equivalentes a ellas.
Tal equivalencia quita realidad al indicado reconocimiento de la aceleración, puesto que es imposible discernir si los fenómenos en que se apoya son debidos a un cambio en la velocidad o a un campo de fuerzas de naturaleza conveniente. Escoger entre una interpretación u otra, es pura cuestión de comodidad que se resolvería en cada caso por motivos de orden secundario. Acaso se piense que los campos de fuerzas se han de manifestar por la presencia de los agentes que los originen; pero sin negar la existencia de ocasiones en que este criterio es aplicable con evidencia inmediata, es notorio cuán frecuentemente falta o se ofrece en forma discutible.
E FUNDACIÓN
h JUANELO 2 TURRIANO
