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Aventuras

piedra, pues no sabía si de un momento á otro podría ocurrírsele á la policia ir á registrarme á mí y á registrar mi cuarto. En todo el hotel no había lugar alguno en que pudiera estar bien oculta.


Salí á la calle, como si fuera á un mandado, y me fuí á la casa de mi hermana, la cual está casada con un tal Oakshott y vive en el Camino de Roxton, donde cria aves para el mercado. En todo el camino hasta allá, me parecía que cada hombre que encontraba era un agente de policía ó un detective, y á pesar del frío que hacía, el sudor me corría por la cara antes de llegar al Camino de Roxton. Mi hermana me preguntó qué me sudedía, por qué estaba tan pálido: yo le contesté que el robo de la joya en el hotel me había trastornado. Luego me fui al terreno de atrás de la casa, á fumar una pipa y pensar en lo que más me convendría hacer.

Yo tuve un amigo que se llama Mandsley, el cual se perdió, y hace poco ha terminado una condena en la prisión de Pentonville. Un día que me encontré con él, la conversación recayó en los recursos de que se valen los ladrones y de la manera como se deshacían de los objetos robados.

Sabía que ese hombre no me vendería, porque yo era poseedor de uno ó dos delitos más suyos, los cuales no han sido descubiertos todavía, y así me decidí á ir en el acto á Kilburn, donde vive, y confiarle mi secreto: él me enseñaría la